5 empresas de éxito que empezaron como un proyecto de estudiantes

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En la vida, todo llega a su debido tiempo. Cuando somos pequeños, antes de correr, aprendemos a caminar. Antes de leer o escribir, aprendemos a hablar. Y antes de lanzarnos al mercado laboral, primero vamos al colegio para adquirir unos conocimientos básicos que luego, si lo deseamos, podemos ampliar en la educación superior. Pero hay veces en que un impulso, una oportunidad o un éxito inesperado hacen que el orden establecido se altere y que estas diferentes etapas se superpongan o se entremezclen. Eso es lo que sucede cuando un estudiante decide hacerse emprendedor antes de terminar su formación, o cuando un proyecto en el que estaba trabajando como parte de sus estudios evoluciona y alcanza el ámbito profesional. En Welcome to the Jungle hemos seleccionado cinco historias de éxito que nunca te imaginarías que comenzaron como un simple proyecto de estudiantes. Facebook no está en la lista, prometido.

1. VLC, la venganza de los geeks

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Foto: Samuel Hocevar, uno de los estudiantes que inició el proyecto en 1998, y el ordenador con el que empezó a desarrollar VLC

Puede que no lo sepas, pero este programa, creado por un grupo de estudiantes de la École Centrale París, una de las escuelas de ingeniería más antiguas y prestigiosas de Francia, se encuentra entre los programas más descargados del mundo, con más de tres mil millones de descargas desde su creación.

A principios de los años 90, el campus de la escuela estaba gestionado de manera totalmente autónoma por los propios estudiantes. Con la aparición de los primeros videojuegos online de la época, dichos estudiantes se convirtieron en verdaderos aficionados, pero pronto se toparon con un gran inconveniente: la red del campus no era lo suficientemente intensa para ofrecer una buena conexión a todos los jugadores a la vez. Pese a que intentaron convencer a la escuela para que financiara la instalación de una red más potente, con la excusa de que les era vital para poder seguir las clases en buenas condiciones, la administración no se dejó convencer, respaldándose en que la gestión del campus era cosa de los estudiantes. Así, ante la falta de recursos financieros, no les quedó más remedio que desarrollar su propio software de reproducción de vídeo con bajos requisitos de conexión: así fue como nació VLC.

Durante unos diez años, la gestión del software estuvo en manos de estudiantes voluntarios de la escuela, que cambiaban cada año, por lo que su futuro acabó volviéndose bastante incierto. De hecho, a pesar de su éxito cada vez mayor entre los estudiantes, en varias ocasiones estuvieron a punto de anunciar el cese definitivo del proyecto. A principios de la década de los 2000, varios estudiantes comenzaron dedicarse plenamente al proyecto para crear una verdadera estructura centrada en la innovación, pero no fue hasta 2008 que VLC sobrepasó por fin el ámbito universitario, posibilitando que otros colaboradores externos y con mayor experiencia se unieran al proyecto, y convirtiéndose finalmente en el éxito mundial que todos conocemos.

2. FedEx, o por qué no siempre hay que hacer caso a los profesores

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Foto: Fred Smith, fundador de FedEx

Eso es lo que sin duda ha debido pensar alguna vez Fred Smith, el fundador del gigante estadounidense del transporte de mercancías. La historia se remonta a 1962, cuando Smith, por aquel entonces estudiante en la Universidad de Yale, plasmó por primera vez sobre el papel, durante un examen de economía, su revolucionario proyecto de servicio de reparto. Esta fue la primera piedra de lo que más tarde se convertiría en Federal Express, más conocido como FedEx, un mastodonte que a día de hoy cuenta con más de 400.000 empleados en todo el mundo. Sin embargo, cuenta la leyenda que en el examen solo le pusieron una C (lo que en España equivaldría a un aprobado raspado) pues, según parece, su profesor consideró que el proyecto era “inviable”. ¿Tendría realmente sus motivos aquel profesor para hacer una afirmación así, o fue quizás el deseo de venganza de Fred Smith tras ese fracaso lo que impulsó el éxito de FedEx? Probablemente nunca lo sabremos. Sea como sea, la moraleja de esta historia es que nunca debemos darnos por vencidos, incluso cuando las cosas parecen ir mal, ya que a veces el éxito radica en el poder de la perseverancia. Vaya, esperamos que ahora no te arrepientas de haber abandonado tu sueño de convertirte en escritor tras suspender un dictado en 5º de Primaria.

3. Dropbox, una gran idea oculta tras un pequeño defecto

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Foto: Arash Ferdowsi y Drew Houston

No nos sorprende demasiado que la idea de este software de almacenamiento e intercambio de archivos surgiera de la mente de alguien como Drew Houston cuando todavía era un estudiante, pues desde muy joven ya demostró ser todo un genio de la informática y la programación. Tanto es así que su primera experiencia profesional fue con solo 14 años, y antes de crear Dropbox en 2008 ya había trabajado en cinco startups diferentes, sin por ello dejar de lado sus estudios. Pero sin lugar a dudas, su mayor éxito a día de hoy sigue siendo Dropbox y su famoso logotipo de la caja de cartón abierta, una marca que ha experimentado un crecimiento impresionante y que en 2018 hizo una entrada en bolsa sensacional, tan solo 10 años después de su creación.

A modo de anécdota, te interesará saber que aunque Drew Houston sacaba unas notas excelentes y a menudo iba muy por delante de sus compañeros, solía ser bastante despistado, y fue precisamente ese defecto lo que le inspiró a crear Dropbox. Un día, a pocas semanas de su graduación en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), y nada más comenzar un viaje en autobús de cuatro horas que pensaba dedicar a programar, descubrió con impotencia que se había dejado el pendrive en casa. Al verse incapaz de avanzar en su trabajo, se le ocurrió la idea de una plataforma que liberase a sus usuarios del uso de memorias de almacenamiento físicas. Cuatro meses después del episodio del autobús, Drew cogió un avión a San Francisco para hacer una demostración de su proyecto a Paul Graham, un famoso inversor americano. El resto ya es historia.

4. Privateaser, cuando la fiesta se convierte en fuente de inspiración

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Foto: Raphaël Kolm, Nicolas Furlani y Alexander Paepegaey

Una vez más, nos encontramos con un concepto ideado por los estudiantes de la École Centrale de París, ¡esa gente no da puntada sin hilo! Cuando Raphaël Kolm y Alexandre Paepegaey, los dos cofundadores, se conocieron, ambos eran delegados en la universidad y estaban a cargo de organizar eventos para todos sus compañeros de clase. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de las dificultades para encontrar un lugar adecuado, disponible y, lo que es más importante, a un precio razonable. En aquella época, la mayoría de los espacios dedicados a este tipo de eventos eran de hecho salas de fiestas o conciertos, que normalmente debían reservarse con meses de antelación. Así fue como se les ocurrió la idea de una plataforma digital a través de la cual poder privatizar bares y restaurantes de forma rápida y fácil. Y como las carreras de ambos amigos estaban centradas en el ámbito empresarial, lo tuvieron fácil para profundizar en este nuevo concepto y salir en busca de socios y clientes potenciales, cuya respuesta positiva supuso el impulso definitivo para crear una startup nada más graduarse. ¡Quién lo hubiera dicho! A veces las ganas de irse de fiesta pueden convertirse en fuente de inspiración y motivación.

5. Los Monty Python, una historia divertida al más puro estilo inglés

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Foto: Los Monty Python en sus comienzos

Antes de convertirse en uno de los grupos humorísticos más míticos del siglo XX, los Monty Python no eran más que unos simples estudiantes centrados en carreras mucho más serias que la comedia. La famosa compañía empezó a tomar forma cuando tres de sus componentes, que cursaban carreras en Medicina, Derecho y Literatura Inglesa en Cambridge, se conocieron en el Footlights Dramatic Club, el club de teatro de la prestigiosa universidad. Aunque cada uno de ellos tenía sus propias razones para inscribirse en ese curso de arte dramático, la historia de la inscripción de John Cleese, uno de los miembros más famosos, es un buen reflejo del estilo irónico tan característico del humor británico.

Al poco de instalarse en Cambridge para estudiar Derecho, y después de haber recorrido los stands de los distintos clubes de la universidad, se dirigió al Footlights Club sin pensárselo dos veces. Los miembros del club le preguntaron si sabía cantar o bailar, a lo que él respondió: “Pues no. De hecho, en el colegio me prohibieron cantar porque era muy malo. Y si hay un arte en el que soy aún peor que en el canto, ese es sin duda el baile”. Un tanto sorprendidos, sus interlocutores le preguntaron entonces qué sabía hacer, a lo que John Cleese respondió sin pestañear: “Hago reír a los demás”. Una vez en el club, el grupo comenzó a adoptar un estilo propio, y fue en Nueva York, durante una de las paradas de la gira mundial de Footlights, donde conocieron a Terry Gilliam, el único miembro estadounidense de los Monty Python. El éxito de la gira les abrió las puertas al mundo del espectáculo y les consiguió un contrato con la BBC para dirigir el programa satírico The Frost Report. ¡Y eso sin olvidar que Eric Idle, el más joven del grupo, solo tenía 23 años! Durante su época en el canal de televisión británico, el grupo se completó con la llegada de un dúo de jóvenes actores que trabajaban en la redacción del espectáculo, y que curiosamente eran antiguos alumnos de Oxford, la universidad rival de Cambridge.

Como ves, el éxito puede llegar cuando menos lo esperamos, a veces mucho antes de lo previsto, trastocando todos nuestros planes. Hay quienes piensan que todo se reduce a un golpe de suerte, pero según el viejo curandero indonesio del libro El hombre que quería ser feliz, de Laurent Gounelle: “La gente con suerte no existe, solo están los que ven llegar las oportunidades y los que no”. Si todavía estás estudiando y te ves obligado a hacer malabares para compaginar clases, prácticas y exámenes, quién sabe, en los próximos meses podría producirse una revelación, una señal, un encuentro o una idea que suponga la base de tu futuro éxito profesional, o de un proyecto empresarial. Así que mantén los ojos muy abiertos y ¡presta atención! En tiempos de crisis, la innovación no solo sigue siendo posible, sino que es capaz de surgir con más fuerza que nunca.